Para recordar el suceso, el Instituto Peruano del Deporte (IPD) ha organizado una misa en la Catedral de Lima, que será celebrada por el cardenal Juan Luis Cipriani.

“Esto no debe darse nunca más, porque la tragedia del Estadio Nacional enlutó no solo a Perú, sino también al mundo entero. Queremos dar un mensaje de rechazo a la violencia”, declaró Francisco Boza, presidente del IPD.

La tragedia se produjo el 24 de mayo de 1964, cuando un hincha, Víctor Vásquez, conocido como el “Negro Bomba”, ingresó al campo de juego a increpar al árbitro, que había anulado un gol anotado por Perú, que disputaba con Argentina la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio.

Los policías lanzaron sobre el hombre a los perros entrenados y, tras haberlo neutralizado, lo golpearon, lo que enervó los ánimos de un grupo de aficionados que empezaron a destruir los asientos de las tribunas.

Los agentes lanzaron bombas lacrimógenas hacia las tribunas, lo que produjo una estampida de miles de personas que se encontraron con las puertas cerradas al intentar abandonar el Nacional.

Esto ocasionó que 320 aficionados murieran aplastados y asfixiados, en la que ha sido considerada la mayor tragedia producida en un estadio de fútbol en el mundo.

Héctor Chumpitaz dijo que esos sucesos fueron “la parte más triste” de su carrera deportiva.

“Recordarlo es un poco duro. La gente va al estadio a gozar y divertirse, pero esa vez salieron muchas víctimas”, comentó.

Francisco Boza aseguró que el Estadio Nacional, que fue totalmente modernizado hace 2 años, cumple ahora con todas las medidas de seguridad.

“Debemos estar prevenidos y preparados para sucesos como el del 64, que enlutaron el deporte mundial. Aprovecho para aclarar que el Nacional cumple todas las exigencias internacionales de evacuación”, remarcó.