A Hoeness le espera vestir uniforme carcelario y despertarse a las 05.50 de la mañana, apunta Bild sobre la nueva realidad de Hoeness, después de que renunciara a presentar recurso contra la condena a tres años y seis meses por fraude fiscal.

La sentencia será en firme, salvo que la próxima semana la fiscalía decida presentar su propio recurso pedía cinco años y medio de cárcel por los 27,2 millones de euros defraudados a la Hacienda alemana a través cuentas suizas.

A partir de ahí, Hoeness debe contar con que unas semanas más tarde hasta cinco reciba por correo la comunicación de ingreso en la cárcel, previsiblemente la penitenciaría bávara de Lansberg, donde Hitler ingresó en noviembre de 1923 tras un intento golpista y de donde salió un año largo después, con su ideario redactado.

Bild alude a que la vida carcelaria del dictador no fue tan dura, al fin y al cabo, y que incluso se le servía su propia comida.

Hoeness, de 62 años, fue condenado por un fraude fiscal de 27,2 millones de euros. La deuda se derivaba de las ganancias obtenidas en especulaciones bursátiles realizadas a través de un banco suizo y que no fueron declaradas por Hoeness al fisco.

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