De ser considerado figura del Sudamericano Sub17 de Ecuador 2007, torneo histórico para el fútbol peruano, a ser echado del Atlante mexicano por borracho. La caótica vida de Manco, un jugador “tocado por la realidad”.

Con 17 años, Reimond Manco se convirtió en estrella mediática no solo del fútbol nacional, sino en todos los ámbitos de interés en el 2007. Era el personaje del momento. Todos querían la foto con él. Políticos de todas las bancadas lo querían al costado para incrementar su popularidad. Quien escribe, fue testigo de cómo Manco fue arrastrado por los mismos congresistas (durante el homenaje que se le rindió a los ‘Jotitas’) a cada oficina para la foto de rigor.

Gracias a la hazaña de clasificar a un Mundial de menores (Corea del Sur 2007), se lanzó la serie ‘Los Jotitas’. Alianza Lima lo cobijó y lo hizo debutar en Primera. Pronto llegó la oferta del PSV Eindhoven de Holanda (la despedida del Perú también tiene su historia de alcohol y mujeres), donde apenas jugó y fue trasladado al Willem II de la misma Liga. Tampoco destacó y regresó al Perú para jugar en Juan Aurich . Parecía encaminado, pero en una concentración de la selección Sub 20 en Venezuela, Manco metió a su enamorada a la concentración, lo que causó gran controversia.

Sergio Markarián también le dio una oportunidad en la selección de mayores y luego fue separado por escaparse de la concentración en Ciudad de Panamá . También es célebre una frase: “Tócame, que soy realidad “, la que le dijo a una modelo con la que supuestamente tuvo un amorío.

Ahora, en el 2011, cuando estaba siendo considerado en Atlante, Manco cae en otro acto de indisciplina. Parece otra promesa del fútbol peruano echado a perder.