Tres goles de , el último de falta directa a tres minutos del final, frustraron el ejercicio de carácter, determinación y remontada de , que resurgió hasta dos veces contra y contra sí misma, pero que recibió el 3-3 cuando ya sentía suyo el triunfo.

A ‘La Roja’ no le asustó de principio el 1-0 en contra, en un penalti de Nacho sobre Cristiano, que él mismo transformó, ni tampoco la puesta en escena trepidante de Portugal, lanzada al contragolpe, del que no sacó provecho Gonçalo Guedes, primero porque le faltó valentía para medir a Serio Ramos y después porque no tuvo nada de precisión.

Lo marcaba el cronómetro en el imponente estadio Fisht de Sochi, pero, sobre todo, el compás al que se movía ya España, inconformista y ambiciosa ante tal panorama, rebelada contra la adversidad y contra la presión de su contrincante y rearmada con el 1-1 de Diego Costa, una jugada que representa milímetro a milímetro al atacante.

Todo apuntaba al 1-2 para España al borde del descanso. Y fue todo lo contrario, indiscutiblemente más por demérito de De Gea, incapaz de agarrar un balón fácil, raso, a sus manos, mal puestas y directas a su propia portería, que por mérito de Cristiano, que encontró un gol en un tiro del que nunca intuyó tal recompensa.

También era otra prueba de fortaleza mental para ‘La Roja’, de la que resurgió de nuevo, primero con el 2-2, otra vez de Diego Costa, atento para remachar a la red un toque de cabeza de Sergio Busquets en una acción a balón parado botada por David Silva, y después, sin apenas pausa, con el 2-3, un golazo imparable de volea de Nacho.

Tan imparable como lo fue la reacción del equipo, que puso bajo su control el partido un rato, con la certeza que le aportó y le aporta siempre la posesión de la pelota, pero con el riesgo de una falta al borde del área a tres minutos del final. Ahí tomó carrera Cristiano para el empate de Portugal.