, a fuerza de físico, desesperó a y aprovechó los regalos del equipo de Adam Nawalka para lograr una victoria por 1-2 que voltea los pronósticos de un grupo que deja a polacos y colombianos contra las cuerdas.

No hay quien pueda aventurar qué pasará en este grupo H que sitúa a senegaleses y japoneses al frente y convierte el Colombia-Polonia del próximo 24, en un partido a vida o muerte.

No fue la tarde de Polonia a la que todo le salió mal. Se marcó un gol, regaló otro por un error de Krychowiak y convirtió a Robert Lewandowski, debutante a punto de cumplir 30 años, en un espectador más.

Abrumada por el poderío físico de Los Leones del Teranga, la selección de Nawalka fue irreconocible. Tanto que Lewandowski tardó 23 minutos en “debutar” en su primer Mundial.

El delantero del Bayern, bien vigilado por los poderosos centrales senegaleses y sin posibilidad de conectar con el centro del campo, por la oposición del exbético Alfred Ndiaye, no intervino más que con un disparo cruzado, flojo y sin peligro, en toda la primera mitad.

Senegal tampoco tuvo a Saido Mané, menos decisivo de lo esperado, pero no le importó, porque reinó en el caos.

Lo había augurado Lewandowski (“Cuando tienen el balón no pierden el tiempo”) y no se equivocó. El equipo de Cissé convirtió cada robo de balón en un esprint hacia la meta contraria, a menudo perdiendo la opción de pase y sin concluir sus jugadas, pero siempre dando la sensación de que un remate afortunado les bastaría para aumentar la zozobra polaca.

Lo encontraron a los 38 minutos. Cuando el enésimo robo de Mbaye Niang lo convirtió Saido Mané en una asistencia para Idrissa Gueye. A la desesperada, Cionek se cruzó en el disparo del centrocampista del Everton e introdujo el balón en su meta.

Y sentenciaron a la hora de juego, al aprovechar un mal pase hacia atrás de Krychowiak, un exsevillista que podría regresar a Nervión, que provocó la indecisión en la salida de Wojciech Szczesny, quizá asustado ante la llegada de Mbaye Niang, un tren de mercancías imparable en su camino hacia el gol.

No hubo para más. Polonia no creyó en la remontada hasta el minuto 86, cuando un gol de cabeza del propio Krychowiak le levantó el ánimo, y Aliou Cissé vivió otra jornada de gloria; dieciséis años después de asombrar al mundo como capitán del equipo que venció a Francia en el partido inaugural de Corea-Japón 2002, guió a los Leones del Teranga a una victoria histórica, convertido en el técnico más joven del Mundial.

El astro del Bayern de Múnich acabó la Bundesliga como máximo anotador por tercera vez, con 29 dianas, logrando 41 goles entre todas las competiciones de la temporada.

Lewandowski ha admitido que la Eurocopa de 2016, donde marcó únicamente una vez y su equipo cayó en cuartos de final, es una espina clavada que ahora intentará sacarse. Por el momento cree que llega a este Mundial con otra mentalidad más positiva.

“Estoy seguro de que ahora entrenaré mejor y que estaré fresco y dinámico en el momento adecuado. Comencé a prepararme para el Mundial mucho antes”, asegura.

Polonia llega al Mundial avalada además por su octavo puesto en la clasificación FIFA, en la octava vez que llega a la fase final de la mayor competición del fútbol. El techo histórico está alto, con los terceros puestos de las ediciones de 1974 y 1982, un podio que la generación actual sueña con alcanzar, aunque siendo consciente de la enorme dificultad.

Por el momento las noticias están siendo buenas y en los días previos al debut recibió la confirmación de que el defensa Kamil Glik podrá estar en el torneo tras su recuperación de una lesión en el hombro, aunque no jugará contra los senegaleses.

El ejemplo de 2002

Frente a los polacos estará el martes en el césped moscovita un Senegal que también tiene una clarísima estrella de la que depende casi todo, Sadio Mané, que marcó diez tantos en la última Liga de Campeones con el Liverpool, incluyendo uno en la final perdida por 3-1 ante el Real Madrid el pasado 26 de mayo en Kiev.

“Creo que Sadio será una de las estrellas del torneo”, afirmó el exjugador senegalés El Hadji Diouf, que estuvo en la mítica edición del Mundial en 2002, la anterior disputada por el equipo africano, que alcanzó entonces los cuartos de final ante la sorpresa general.

El capitán de aquel equipo de hace 16 años es ahora el seleccionador nacional, Aliou Cissé.

Aquel Senegal de 2002 es el equipo africano que más lejos ha llegado en un Mundial, igualado con el Camerún de 1990 y la Ghana de 2010. Nunca hubo una selección africana en semifinales de la competición, aunque pensar en esa meta está todavía muy lejos.

“Aquel equipo ya hizo historia y ahora nos toca a nosotros crear la nuestra”, afirmó Cissé a la web de la FIFA.

“Tendremos que jugar sin complejos ni inseguridades, hacer nuestro juego natural y lucir nuestra identidad africana, que es lo que define nuestro fútbol”, aseguró.

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AFP