Desde muy temprano, muchos hinchas llegaron al aeropuerto internacional Jorge Chávez para recibir a y a su madre Doña Petronila, quienes llegan de Brasil para pasar un tiempo delicado junto a sus familiares y amistades. El arribo del capitán de la estaba previsto para las 9.15 am (hora peruana) y serán acogidos por muchos seguidores que visten camiseta blanquirroja con la ‘9’ en la espalda como muestra de apoyo.

Perú quedó desolado al conocer que perdió a su capitán y máximo goleador, Paolo Guerrero, para jugar el tras la sanción de 14 meses impuesta por el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), a falta de un mes para el torneo, al que clasificó después de 36 años.

Aunque muchos peruanos ya se temían lo peor, la decisión estremeció igualmente al país, que vive con una expectación inusitada el regreso de su combinado nacional al máximo torneo a nivel de selecciones, donde está encuadrado en el Grupo C con Francia, Dinamarca y Australia.

Se esfuma así el sueño del delantero de rematar su carrera con el Mundial, un objetivo por el que luchó durante toda su trayectoria en la selección, en la que juega desde 2004, y que se convirtió en los últimos meses en una cuestión nacional.

A sus 34 años, Paolo Guerrero estaba llamado a ser el líder de su selección en la Copa del Mundo, gracias a la experiencia ganada en los clubes alemanes Bayern de Múnich y Hamburgo y en los brasileños Corinthians y Flamengo, donde milita actualmente, además de en el combinado nacional.

Por su trayectoria intachable, los peruanos pasaron de la euforia a la incredulidad al conocer que su capitán había dado positivo para dopaje en el partido anterior jugado contra Argentina en Buenos Aires, por benzoilecgonina, principal metabolito de la coca y sus derivados, que adquirió aparentemente al tomar un té.

La incredulidad se pasó a la indignación al saber que la FIFA lo sancionaba con un año, y después se transformó en celebración cuando el comité de apelaciones rebajaba el castigo a seis meses, lo que le permitía jugar el Mundial, pero la decisión del TAS ha devuelto a Perú a un estado de desolación.