Lionel Messi volvió a la vida en el Maracaná, el mejor escenario posible y, con un tanto antológico, confirmó al primera victoria de Argentina en el Mundial de Brasil, ante Bosnia, un rival que le allanó el camino con un autogol nada más empezar, pero nunca se dio por vencida.

Ocho años menos un día después, Messi volvió a marcar en un Mundial. Tras muchos meses intentándolo, encontró la jugada que buscaba y recuperó la sonrisa. Lo hizo, además, cuando sus compatriotas trataban de acallar a la parte de la hinchada brasileña presente en Maracaná que le insultaba.

La reaparición del astro argentino, ausente durante toda la temporada, fue la gran noticia de una gris victoria argentina ante un rival que pagó la novatada.

Con el Maracaná convertido en una olla albiceleste, la selección de Alejandro Sabella no dejó buenas sensaciones. Inconexa y con una alarmante falta de chispa en muchos de los jugadores que deben alimentar el sueño del tricampeonato.