Decenas de miles de personas se congregaron desde primeras horas de este martes en Berlín para acoger a la selección alemana de fútbol, de vuelta de Brasil con su cuarto título de campeón del mundo.

En la terraza del aeropuerto que da a las pistas, cientos de aficionados vieron bajar del avión a los “héroes” que han traído a Alemania el primer trofeo mundial desde la reunificación del país en 1990.

Tras haber despegado de Río de Janeiro con retraso, el avión de la Nationalmannschaft aterrizó poco antes de las 10H10 (08H10 GMT) en el aeropuerto de Berlín-Tegel.

El capitán Philipp Lahm, con el trofeo en la mano, fue el primero en descender del avión, seguido por sus compañeros, ataviados con chándales o ropa deportiva, mientras que el seleccionador Joachim Löw estaba vestido de negro y llevaba gafas de sol.

Una marea humana aguarda a los jugadores en la puerta de Brandeburgo, en el corazón de la capital alemana.

Con camisetas, banderas y sombreros de color rojo, negro y oro, los aficionados esperan tranquilamente la llegada de los jugadores y sobre todo la de Mario Götze, autor del gol de la victoria en la prórroga (1-0) contra la Argentina de Lionel Messi

Bernd Hesse, un conductor de autobús de 34 años, apuntaba con el teleobjetivo para retratar el momento. “Es un hecho histórico. La última copa del mundo de Alemania se remonta a 1990. Todos los días no se tiene la ocasión de ver esto”, explicó a la AFP.

“Durante cuatro semanas, los jugadores me han hecho vibrar. Es mi forma de agradecerles” asegura Lydia Lampa, de 28 años, encargada de comercio en una agencia de publicidad de Berlín.

Los jugadores subieron en el aeropuerto a un autobús en dirección de una plaza de Berlín, Pariserplatz, cerca de la Puerta de Brandeburgo. Podrán cambiarse de ropa y posteriormente serán recibidos por el alcalde, Klaus Wowereit, que les hará firmar el libro de oro de la ciudad.