Louis Van Gaal dio una vuelta de tuerca a su tradicional imagen, áspera y distante, y optó por presentarse en Fortaleza, en las vísperas del partido ante México en busca de los cuartos de final del Mundial, con un talante relajado, sonriente e incluso simpático.

“Siempre positivo nunca negativo”, pareció querer transmitir el hombre que con tono alto y en público buscó los colores en el rostro de un periodista de Barcelona años atrás, con el reverso de esta frase, que terminó por ser lapidaria. En una época en la que una y otra vez pujaba contra el mundo.

Van Gaal parece haber decidido enterrar esa imagen. Al menos en Fortaleza. O de forma provisional. A pesar de que en días atrás de Brasil 2014 también elevó su disconformidad y tomó la queja por bandera. Entonces el entrenador de Holanda no disimuló su contrariedad con el horario de las comparecencias con la prensa, con las distracciones a sus jugadores.

Ahora, Van Gaal ha cambiado de aspecto. Aunque solo sea por estrategia. El seleccionador de Holanda no ha puesto pega alguna, al menos públicamente, al cambio establecido por la FIFA del lugar de entrenamiento a causa del mal estado del césped del estadio Castelao.

“Entiendo que la FIFA nos lleve a entrenar a otro lugar. El césped está mal. Acabo de pisarlo y la verdad es que no está en buenas condiciones”, asumió el preparador.

EFE