Pareciera que la selección uruguaya está hecha para gestas milagrosas. Le gusta a los jugadores charrúas sentir la presión. Mirarse al espejo y ver el escudo de su país en el pecho los motiva y más cuando al frente tiene un rival adecuado para producir la hazaña.

Ése fue el caso. Uruguay necesitaba de una victoria para clasificar a los octavos de final del Mundial Brasil 2014. A los italianos solo les bastaba el empate y salió con un planteamiento adecuado para lograrlo. Grave error.

Cesare Prandelli trató de cambiar su estilo de juego. Dejar el ofensivo que había innovado y volver al clásico catenaccio. De esta forma, los ‘azzurras’ no llegaron con peligro al arco de Muslera.

Uruguay fue mucho ímpetu, coraje, garra; esa garra a la que siempre se le hace referencia. No dar por perdida ninguna pelota y luchar al límite.

La recompensa llegó a los 81 minutos a través Diego Godín, capitán de la jornada ante la lesión de Lugano. Como lo hizo muchas veces en la temporada con el Atlético de Madrid, el central salvó a su equipo y no solo eso, lo envió a los octavos de final, recordándole a todos los que ven el torneo, que ya en 1950, esa camiseta celeste silenció a todo un país.

Alineaciones:

Italia: Buffon; De Sciglio, Chiellini, Darmian, Marchisio, Balotelli, Barzagli, Immobile, Bonucci, Pirlo, Verratti.

Uruguay: Muslera; Godín ©, Pereira, Rodríguez, Suárez, Giménez, Lodeiro, Arévalo, González, Cavani, Cáceres.

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