El mundial de Inglaterra se presentaba como un mundial en donde nuevamente debía brillar Pelé, quien ya había destacado en Suecia 58 y no había participado de Chile 62 por una lesión. Sin embargo, el juego brusco de Portugal y Hungría, rivales de Brasil en su grupo, hizo que ‘O Rei’ se despida lesionado de tierras inglesas y con la ‘verdeamarela’ eliminada en primera ronda.

Entonces, con los brasileros eliminados todos señalaban a la Portugal de Eusebio como clara favorita, pero tampoco fue así. El histórico goleador portugués, que anotaría 9 goles en aquella competición quedó fuera de la final a manos de Inglaterra. Este triunfo le dio a los ingleses la motivación y la confianza necesaria para disputar la final.

Justamente, la selección inglesa, a pesar de su localía, que explotó al máximo jugando todos sus partidos en Wembley, no era tan favorita como se hubiera querido. Por encima de ella se encontraba también la República Federal de Alemania, con la que se encontraría en la final y que ya había sido campeona del mundo en Suiza 54.

Sin embargo, las finales son impredecibles y no entienden de favoritos. En el mítico Wembley, con 96,924 espectadores, la selección inglesa se proclamaría campeona del mundo en una final, que hasta hoy, sigue siendo polémica, por aquel gol de Geoff Hurst en el tiempo extra, cuando iban empatados a dos, gol que nunca se pudo determinar si pasó o no la línea de gol.

Otra anotación más del mismo Hurst sentenciaría la final, con un 4-2 digno de una final, peleada y luchada hasta el final.

Aquel mundial coronó a la Inglaterra de Bobby Charlton, el capitán Bobby Moore, o del mismo Geoff Hurst, goleador de los británicos con cuatro tantos.