Nacía el partido con una reminiscencia. Como ocurrió en Kiev en la final de la Eurocopa 2012 surgió Jordi Alba como una bala por el costado izquierda.

Iniesta vio su movimiento y le dejó solo ante Buffon. En esta ocasión optó por recortar y perdió opciones de marcar. El veterano portero italiano la sacó a córner.