“Están ahí nuestros estadios, casi todos listos. El último que será entregado será el de aquí, el Arena Corinthians de Sao Paulo”, afirmó Rebelo, Ministro de Deportes, en una ceremonia pública.

El Ministro reconoció que lo último a ser entregado igualmente serán “las obras de ingeniería en los aeropuertos y las de comunicación”, pero otras autoridades han admitido que parte de las reformas en seis aeropuertos terminarán después del Mundial.

Brasil inauguró el año pasado 6 de los 12 estadios del Mundial (Río de Janeiro, Brasilia, Salvador, Belo Horizonte, Recife y Fortaleza) para utilizarlos en la Copa Confederaciones.

Si las obras en Cuiabá son detalles, las de los estadios de Curitiba y Sao Paulo aún son estructurales y preocupan a la FIFA.

El caso de la Arena da Baixada de Curitiba es el más preocupante y la FIFA llegó a amenazar con excluir a la ciudad del Mundial.

Pese a que los responsables prometen entregarlo el 30 de abril próximo, una serie de paralizaciones de los obreros para exigir el pago de salarios atrasados estrechó aún mas los plazos esta semana y ahora la promesa es inaugurarlo el 15 de mayo, fecha en que la FIFA tendría que recibirlo oficialmente.

En el caso de Sao Paulo, la estructura original del Arena Corinthians está concluida con su capacidad para 44.000 espectadores pero los responsables por las obras aún trabajan en la construcción de los graderíos temporales prometidos por Brasil para que el estadio cuente con el aforo exigido por la FIFA para un partido inaugural (68.000 lugares).

Tales obras estuvieron paralizadas en los últimos días por el accidente que provocó la muerte de uno de los obreros el mes pasado, pero la Superintendencia Regional del Ministerio del Trabajo de Brasil autorizó ayer el reinicio de los trabajos.

Con esa víctima llegó a siete el número de los trabajadores fallecidos durante las obras de los doce estadios.

El Ministro de Deportes descarta cualquier atraso y dice que Brasil ya ha demostrado su capacidad para organizar grandes eventos, incluso con más participantes que el Mundial, como el Carnaval de Río de Janeiro.

“Ya hicimos cosas más difíciles y más importantes. Los responsables por la construcción me dijeron que el estadio del Corinthians estará listo a tiempo”, dijo.

En el caso de los aeropuertos, en cambio, el Gobierno parece haber arrojado la toalla.

Según Rousseff, las obras en marcha no son para atender el Mundial sino para satisfacer la creciente demanda de la población por transporte aéreo. “Las obras, estrictamente hablando, atienden al Mundial, pero no eran para el Mundial. Son para el pueblo brasileño”, aseguró.

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