Una experiencia que ya conoce de sobra el conjunto nórdico, que con esta es la cuarta ocasión que debe conformarse con la plata en una final olímpica, todo lo contrario a Francia , que en las dos finales que ha disputado, siempre le ha sonreído la victoria

Maleficio que Suecia salió dispuesta a romper de una vez por todas, y para ello no dudó en apropiarse del espíritu de la legendaria selección nórdica, que de la mano de los Wislander, Magnus Andersson o Svensson dominó con puño de hierro el balonmano mundial durante la década de los noventa.

Y es que Johan Sjostrand, el héroe de los cuartos de final ante Dinamarca, salió dispuesto a honrar a la magnífica saga de porteros suecos, que desde Matts Olsson a Peter Gentzel, pasando por el incombustible Tomas Svensson, han convertido a la escuela de este país nórdico en una de las mejores del mundo.

Pero si Sjostrand salió dispuesto a hacer historia, no menos enchufado arrancó el partido el guardameta francés Thierry Omeyer, que sólo reconoce una leyenda, la suya propia y la del equipo francés , el único en la historia capaz de encadenar el título olímpico, mundial y continental.

Con las porterías blindadas y las defensas a pleno funcionamiento, la final fue transcurriendo con una sucesión de empates, en espera de que cualquier mínimo detalle, decantase el encuentro hacía uno y otro bando.

Una circunstancia que convirtió en fundamentales las dos exclusiones con las que fueron castigados los suecos Tobias Karlsson y Magnus Jernemyr, que como suele ocurrir en más ocasiones de lo deseable, confundieron la contundencia con una innecesaria dureza.

Cuatro minutos de superioridad que un conjunto tan experimentado como el francés no desaprovechó para abrir, de la mano de unos acertados Jerome Fernández y Xavier Barachet, una brecha de hasta tres tantos (7-10), que dado el desarrollo del duelo se antojaba como un auténtico botín.

Tal y como se pudo comprobar en el arranque de la segunda mitad, en el que los de Claude Onesta supieron administrar con maestría su ventaja, pese al empeño de Jonas Larholm, que hoy sí acreditó la fama que le precede desde sus ya lejanos años de juvenil.

Una inmejorable decisión, visto el amplio muestrario de goles y asistencias que desplegó Larholm, que por sí solo, permitió a Suecia reducir su desventaja a un único tanto (15-16) apenas superado el ecuador del segundo tiempo.

Pero al igual que ocurrió una exclusión, en este caso del lateral Kim Ekdahl du Rietz, volvió a dar alas al equipo francés, que no desaprovechó la ventaja numérica para entrar en los últimos diez minutos de partido de nuevo con tres goles de diferencia (15-18) en el tanteador.

Una renta que parecía definitiva ante la habitual solvencia en este tipo de situaciones del equipo francés, pero ni Sjostrand, ni su compañero, el también guardameta Mattias Andersson, estaban dispuestos a rendirse tan fácilmente.

Como evidenciaron con dos magnificas paradas a los lanzamientos de Luc Abalo y Michael Guigou, que estrelló un penalti sobre el cuerpo de Andersson, dando la posibilidad a Suecia de volver a meterse en una final, que pocos minutos antes parecía perdida.

Una derrota que planeó por la mente de los franceses con la exclusión a menos de dos minutos para el final de Nikola Karabatic y la transformación del consiguiente penalti por parte de Niklas Ekberg, que dejó el marcador en un ajustado 20-21 a poco más de un minuto para la conclusión.

Situación extrema que salvó para Francia el siempre espectacular Abalo, que recordó la anterior parada de Sjostrand y batió por con un preciso lanzamiento al meta sueco, poniendo el 20-22, que ya haría inútil el último gol (21-22) de Ekdahl du Rietz.

Ficha técnica:

21 – Suecia: Sjostrand; Ekberg (6, 2p), Kim Andersson (3), Karlsson (), Jernemyr (), Kallman (2) y Larholm (5) equipo inicial Mattias Andersson (ps), Gustafsson (), Jakobsson (), Petersen (2), Ekdahl du Rietz (2), Zakrisson (-) y Nilsson (1)

22 – Francia: Omeyer; Abalo (4), Barachet (4), Karabatic (1), Narcisse (4), Guigou (5, 3p) y Sorhaindo (1) equipo inicial Karaboue (ps), Fernández (2), Dinart (), Guillaume Gille (), Bertrand Gille (), Honrubia () y Accambray (1)

Marcador cada cinco minutos: 1-2, 3-2, 5-5, 7-7, 8-10 y 8-10 (Descanso) 11-14, 12-15, 14-16, 15-18, 18-21 y 21-22 (Final)

Árbitros: Krstic y Ljubic (SLO). Excluyeron por dos minutos a Karlsson, Jernemyr, Ekdahl du Rietz y Kallman por Suecia; y a Sorhaindo y Karabatic por Francia.

Incidencias: Final del torneo masculino de balonmano de los Juegos Olímpicos de Londres disputado en el “Basketball Arena” ante unos 12.000 espectadores.

EFE