Cristiano Ronaldo conquistó su tercer Balón de Oro, que le reconoce como el mejor jugador del mundo por segundo año consecutivo, para asaltar la historia y amenazar el dominio de Lionel Messi.

Era un galardón esperado, un justo reconocimiento a un futbolista que ha dominado el 2014 con 56 goles en 51 partidos con el Real Madrid, referente máximo de un equipo que conquistó la ansiada Décima Copa de Europa, la Copa del Rey, gracias a su exhibición goleadora, la Supercopa de Europa y puso la guinda con el Mundial de Clubes.

No hubo lágrimas de Cristiano Ronaldo en esta ocasión en el Kongresshaus de Zúrich, las contuvo como pudo mostrando la emoción de ver reconocido su enorme esfuerzo. Cómodo sobre el escenario, sintiendo el protagonismo de los focos apuntándole tras cortar la pasada temporada el dominio de Lionel Messi con cuatro balones consecutivos, acabó con su grito característico. Un “uuuuhhhh” que desentonaba con su inmaculado traje negro pero que reivindica su figura.