Pese a que la organización se lo quería llevar sobre el minuto 20 del primer tiempo, pidió quedarse un poco más, como si supiera que estaba a punto de hacer algo grande, algo con el que el hincha peruano se quede toda su vida. Y así fue.

Sobre el minuto 23 recibió un balón en tres cuartos del campo y le mandó un sensacional pase a Enzo Castillo, que no desaprovechó la oportunidad y batió a Diego Penny.

Ronaldinho, con una sonrisa de oreja a oreja, de esas con las que nos tenía acostumbrado a celebrar en el PSG, Barcelona o Milan, se despidió del estadio y los aplausos fueron interminables.

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