Tras la salida de Nicolás Delfino, Manuel Burga Seoane fue elegido para asumir la presidencia de la Federación Peruana de Fútbol el 4 de octubre de 2002. Desde ese momento, el balompié nacional ha estado en sus manos y son muchos los desaciertos en sus 12 años de gestión.

Una de las peores decisiones de Burga fue entregar la responsabilidad de la elección del director técnico de la Selección Peruana de Fútbol a las impopulares Comisiones Mundialistas, que solo generaron más desorden y gente que se aprovechó para sus objetivos personales.

Personajes como Francisco Lombardi, Julio Velásquez Giacarini y Juvenal Silva fueron algunos de los titulares de dichas comisiones. Por ejemplo, en el proceso eliminatorio de Sudáfrica 2010, el expresidente de Cienciano era el encargado de ver el tema del técnico y éste cedió a las presiones de Burga para ponerle el buzo a José Guillermo ‘Chemo’ Del Solar, un DT nacional que todavía no contaba con la experiencia necesaria para asumir el reto de clasificar a un Copa del Mundo. Los resultados ya los conocemos.

Otra ‘perla’ de Manuel Burga fue la pérdida de la sede de Perú para el Campeonato Sudamericano Sub 20 en 2009. La CONMEBOL tuvo que cambiar la sede a Venezuela ese año porque acusaron a una disputa entre el Instituto Peruano de Deporte (IPD) y la FPF porque el primero no reconocía la legitimidad de la elección de Burga Seoane por encontrarse, según ellos, inhabilitado para ejercer el cargo. Una vergüenza a nivel sudamericano. Afortunadamente, Perú pudo realizar el torneo en 2011 como compensación.

Más son los desaciertos que los aciertos cumplidos por Manuel Burga. Uno de los últimos casos fue la existencia una presunta organización criminal que tenía como finalidad desviar el dinero de las arcas de la FPF, para el aprovechamiento de terceros. Para ello utilizaban, según denuncia el suboficial PNP ( r ) Dante Gamarra Zuñé que perteneció a la división policial que investigó el caso, a la escuela de entrenadores de fútbol “Instituto Alfonso Huapaya Cabrera” como empresa de fachada para sus objetivos subalternos.

No podíamos olvidarnos de un roche internacional. En el contexto del Mundial Brasil 2014, los dirigentes del fútbol, entre ellos Burga, recibieron un costoso reloj como obsequio de la FIFA por su asistencia. Sin embargo, el mismo ente internacional pidió que les devolvieran los onerosos regalos, lo cual el mandamás de la FPF acusó que no había recibido nada. Todo el asunto quedó en nada ¿Habrá devuelto el regalo o sigue con él?

Por último, son muchos los periodistas y jugadores que se han peleado con Manuel Burga sobre su manejo del fútbol peruano. Lo más sonados choques son con Philip Butters, por parte de los medios de comunicación, y los exfutbolistas Teófilo Cubillas y Juan Carlos Oblitas, quienes acusan al presidente de la FPF de no hacer los cambios necesarios para mejorar el nivel del fútbol nacional.

Con todos esos desaciertos, Manuel Burga irá a una nueva reelección para conducir su cuarto periodo como el hombre más importante, y más indeseado a la vez, de nuestro alicaído balompié peruano.