Su nombre es Marcos Hernández. Había ido a La Paz junto a otros amigos suyos para alentar a la selección peruana en el duelo por Eliminatorias.

Ahí, fue contactado por Aníbal Calle, vicepresidente de Manuel Burga, quien logró convencerlo de ir a Asunción a alentar a la selección con muchas promesas, entre ellas de darle entradas para el palco, viajar en el avión presidencial, pagarle pasajes de retorno al Perú, etc.

“Yo fui a La Paz para alentar a la selección. No tenía pensado ir a Asunción pero Aníbal Calle nos insistió en que teníamos que ir a alentar. Nos dijo que él nos iba a dar las entradas y los pasajes para llegar hasta allá. Una vez que llegamos a El Chaco, hacía como 60 grados de calor, ahí fue donde nos contactó (Manuel) Burga, quien nos prometió el oro y el moro, hasta nos dijo que después del triunfo los levantáramos en hombros. Como no se dio el resultado, nos abandonaron, lo único que nos quedó fue venir a Argentina y ahora no sabemos cómo regresar al Perú”, relató Hernández a ESPN Radio Rivadavia de Argentina.

Pero la confesión no quedó ahí. “Burga me dio cien dólares para que le compre dos botellas de whisky y estuvo tomando con 15 personas. El que más escándalo hacía era Velásquez Giacarini, que gritaba a cada rato ‘Chimpún Callao’. Inclusive un jugador bajó a altas horas de la noche a ver quién hacía tanto escándalo porque no podía descansar. Yo me fui como a las tres de la mañana. No sé hasta qué hora se habrán quedado porque al día siguiente no vi a ningún dirigente en el Defensores del Chaco”.