Un tanto de Karim Benzema rescató al Real Madrid de un resultado sonrojante en la visita al modesto Ludogorest, que por momentos impuso su ilusión a la anarquía madridista, que acabó remontando sin brillantez pero imponiendo la diferencia de calidad (1-2), en duelo por la segunda fecha del grupo B de la Liga de Campeones.

Salió relajado el campeón, sintiéndose tan superior que fue castigado por un exceso de confianza innecesario. El Ludogorest vive años de éxito con un bloque de jugadores que se conocen de memoria. Se añadió la emotividad de jugar su primer partido como anfitrión de la Liga de Campeones. Aunque fue en Sofía, a 335 kilómetros de su Razgrad local, sintió el empuje de su afición sumado a la motivación del partido de sus vidas.

Carlo Ancelotti retocó su equipo con rotaciones que no dieron resultado. Un equipo partido, con espacios kilométricos entre líneas por la nula ayuda de los jugadores de ataque que volvieron a mostrar su incompatibilidad con el 4-3-3 cuando hay que correr hacia atrás. Y un error a balón parado que se repite una y otra vez sin que nadie le encuentre remedio. El Real Madrid encajó su quinto tanto de la temporada de un saque de esquina.