En una sucesión de choques y faltas, ninguno asumió riesgos en el primer tiempo. No pasó casi nada en las áreas; sólo acciones fugaces, procedentes de segundas jugadas que mantenían la pelota viva, como la que fabricó el croata Mario Mandzukic, protagonista de la única ocasión ‘rojiblanca’ antes del descanso, en el minuto 25.

El atacante, solo en la delantera, al igual que el pasado sábado ante el Sevilla, en esa idea de equipo “fuerte” en medio campo del argentino Diego Simeone, con Saúl Ñíguez junto a Koke por delante de Tiago Mendes, recogió uno de esos rechaces. En un segundo, en un palmo y ante el acecho rival enganchó un duro disparo desde el borde del área con respuesta solvente de Gianluigi Buffon.

Una pizca de sal para un partido soso, con tanto sonido de pito del árbitro Felix Brych como combate por cada pelota y por una posesión del balón que pasaría invariablemente después, un par o tres toques después, a poder del adversario. Entre tanto, Pogba probó su tiro con el interior del pie derecho. Fuera por dos metros.

Nada más alteró el rumbo de la primera mitad. No le llegaron balones a Mandzukic. Tampoco profundizaron Arda Turan ni los laterales rojiblancos por sus bandas. Ni siquiera dispuso de un córner el Atlético en el aburrido viaje hacia el intermedio para poner en práctica su sensacional productividad a balón parado.