Durante el Sudamericano Sub 20, a Emanuel Mammana se le vio un jugador bastante correcto, dentro y fuera del campo, pero sufrió hasta llegar a ser el futbolista profesional es que hoy por hoy.

A Mammana la vida no le sonrió cuando era pequeño, ya que al defensor de 1.84 metros y que nació un 10 de febrero de 1996, sufrió la pérdida de su madre cuando apenas tenía seis años, y la de su padre cuando tenía 15.

Sin duda la vida golpeó al jugador, y más aún en una etapa difícil, donde cualquier otro joven quisiera abandonar todo por la desgracia, si bien a Mammana le pasó por la cabeza encontró en el fútbol su pasión, dedicación y la forma de salir adelante. “Encontrar a alguien que me acompañe a todos lados, como mi suegro y mi novia, me hizo muy bien. Cuando estuve muy mal hace dos años, cuando perdí a mi papá, ellos me hicieron salir adelante, porque no tenía ganas de nada”.

“Desde que perdí a mi familia, River es como mi segunda casa, porque estaba en la pensión cuando me pasó eso. El club me ayudó un montón, me apoyó la gente de la pensión, los técnicos y todos, eso me hizo salir adelante”, confesó.