Johan Wiland, el arquero de la selección de Suecia que participa en el grupo D de la Eurocopa 2012, perdió una apuesta al final de los entrenamientos, que consistía en no dejar caer el balón.

¿Cómo pagó la apuesta? Se bajó los pantalones y se puso de espaldas, mientras que sus compañeros, a cierta distancia, pateaban balones apuntando a su trasero.

Ello ha causado indignación entre asociaciones que defienden los derechos laborales y morales en Suecia, pues consideran que eso se puede catalogar como “acoso moral” y de “mal ejemplo”.

El jefe de la selección sueca en la Eurocopa, Lars Richt, tampoco se mostró muy contento con lo ocurrido, que calificó de “tontería” y de incidente “muy desafortunado”.

Los jugadores suecos se defendieron rechazando las acusaciones y resaltando que se trata sólo de un juego. “Pienso que fue algo completamente inofensivo”, afirmó antes del entrenamiento de hoy Anders Svensson y añadió que es algo que ocurre “todos los días”.