Por Luis Puiggrós Planas.-

Uruguay con apenas 176,000 kilómetros cuadrados, es el segundo país más pequeño de Sudamérica, solo superado por Surinam, y su población alcanza a los tres millones y medio de personas, de ellas casi uno y medio millón, están ubicados en su Capital Montevideo.

Con estas cifras, pocos analistas se explican su brillante historial futbolístico.

Cuenta entre sus títulos dos Campeonatos Mundiales, en 1930 – el primero que se jugó – y 1950; Dos medallas de oro olímpicas en 1924 y 1928, y 14 Copas América, la primera la logró en el primer campeonato sudamericano en 1916 y la última en 1995; Sus seleccionados juveniles han logrado numerosos títulos continentales y cuenta con dos clubes Atlético Peñarol y Nacional, que han agregado numerosos éxitos al palmarés futbolístico de este pequeño país.

Una de las principales explicaciones para este estupendo historial, se basa en la inconmensurable GARRA CHARRUA, más que por su fútbol, pues cuando éste falla, los jugadores uruguayos sacan a relucir este atributo, con sello de origen, alabado por todo el planeta fútbol, aunque a veces algunos de sus jugadores lo confunden con matonería, que le ha llevado a conseguir hazañas impredecibles como ganar el mundial del 50 derrotando en el propio Maracaná 1 a 2, a la casi invencible selección brasileña de la época.

Los últimos años no ha sido un camino de rosas para su fútbol, que por circunstancias organizativas y económicas decayó muchísimo, tanto en sus selecciones como en sus clubes, hasta que bajo la dirección técnica de Oscar Washington Tabárez encontró el camino, con una gran presentación en Sudáfrica 2010, donde alcanzaron la cuarta posición, y ahora con la actuación de uno de sus principales clubes como el Peñarol, que después de mucho tiempo de estar ausente en la Copa Libertadores de América, ha llegado a las final en la edición de este año, donde enfrentará al Santos brasileño en dos encuentros decisivos, reviviendo la final de 1962, donde los brasileños de la mano de Pelé, los vencieron en tres inolvidables encuentros.

El Club Atlético Peñarol fue fundado un 28 de Setiembre de 1891 bajo el nombre de Central Uruguay Railway Criquet Club, para luego cambiar de nombre.

Desde sus inicios sus colores son el amarillo y negro, que identifican al gremio ferroviario – muchos equipos sudamericanos han tomado esos colores por la misma razón – tomados de la locomotora Rocket. También recibe los nombres de Manyas, Aurinegros, Carboneros y Mirasoles. En el 2009 fue declarado por la Federación Internacional de Estadísticas de Fútbol (IFFHS) como el mejor club de fútbol de Sudamérica del Siglo XX.

En su palmarés cuenta ganados 46 Campeonatos Uruguayos de la Asociación Uruguaya de Fútbol, tres Copas Intercontinentales (1961-1966 y 1982) cinco Copas Libertadores de América (La primera derrotando en la final al Olimpia del Paraguay en la primera edición del torneo en 1960, y luego en 1961- 1966-1982 y 1987) y una Supercopa de Campeones Intercontinentales (1969)

Dos de sus cinco Copas Libertadores las ganaron en forma dramática, que engrandecieron aún más la leyenda de este histórico club y de la inconmensurable garra charrúa.

En la primera llegaron a la final de 1982 los equipos de Cobreloa de Chile y Atlético Peñarol de Montevideo.

El primer partido se llevó a cabo el 16 de Noviembre de 1982 en el estadio Centenario que terminó con la igualdad a cero, que colocaba como favorito para ganar el torneo de ese año a los naranjas.

La vuelta se disputó el 30 de Noviembre de ese año en el Estadio Nacional de Santiago ante 74,000 espectadores. Este cotejo y el título, se definió a la uruguaya. Empatados nuevamente a cero goles, el recordado Fernando Morena anotó el gol del triunfo a los 44 MINUTOS DEL SEGUNDO TIEMPO, que le dio el título de los dirigidos aquella vez por Hugo Bagnulo, ante el estupor de los chilenos.

La segunda y última ganada en 1987, tuvo detalles aún más dramáticos, cuya definición fue contra el América de Cali

El partido de ida de llevó a cabo el 21 de Octubre de 1987 en el Pascual Guerrero, donde los locales se impusieron por 2 a 0, con anotaciones de Juan Manuel Bataglia y Roberto Cabañas.

La vuelta fue una semana después en el Centenario, donde los carboneros ganaron por 2 a 1. Roberto Cabañas abrió el marcador para el América, igualó el partido Diego Aguirre bien entrado el segundo tiempo. Pero faltando tres minutos para terminar, Jorge Villar le entregó el triunfo a los mirasoles, por lo que forzó un tercer encuentro, porque en ese entonces no había diferencia de goles.

Este se jugó el 31 de Octubre de 1987 en el Estadio Nacional de Chile.

Luego de igualar a cero en los 90 minutos, se jugaron los 30 adicionales. El marcador en el minuto 120 se mantenía igualado a cero goles, que le daba el título al América de Cali, cuando los jugadores y cuerpo técnico de éstos, comenzaron a titar balones al campo de juego para ganar tiempo, cosa que distrajo a sus jugadores y Diego Aguirre, su actual entrenador con pasado aliancista, aprovechó este despiste y en el último minuto del suplementario anotó el gol del título. Oscar Washington Tabárez fue el técnico manya en aquella oportunidad.

Inició catastróficamente la Copa Libertadores 2011, perdiendo 3 a 0 contra el Independiente de Avellaneda y 5 a 0 en Quito frente a la Liga Deportiva Universitaria, para luego alcanzar los octavos de final ocupando el segundo lugar de su grupo con tres victorias y tres derrotas.

Avanzó a cuartos eliminando al Internacional de Porto Alegre, actual campeón vigente del torneo, igualando a uno en Montevideo, para alcanzar la clasificación en Brasil, derrotando al local en le partido de vuelta por 1 a 2.

En cuartos de final dejó en el camino a la Universidad Católica de Chile. En el Centenario ganó por 2 a 0 gracias, a dos clamorosas fallas del guardameta cruzado Garcés, el último gol anotado en el último minuto del tiempo agregado en el segundo tiempo.

En la revancha en San Carlos de Apoquindo los católicos igualaron prontamente la eliminatoria colocando el marcador 2 a 0, por lo que de seguir así el resultado irían a los lanzamientos penales. Pero a seis minutos del final, Estoyanoff anotó el gol de la clasificación.

En semifinales se deshizo de Vélez Sarsfield derrotándolo 1 a 0 en Montevideo y cayendo 2 a 1 en Buenos Aires. Pero tuvo que suceder otro milagro para llegar a la final. Cuando estaban 2 a 1, el uruguayo Silva, delantero de los de Liniers, erró un penal que les daba la clasificación a los argentinos. Peñarol clasifica a la final por la regla que si se empata en puntos y en la diferencia de goles, las anotaciones de visitante valen doble.

Ahora enfrentará al Santos en la final – el juego de ida se debe de disputar mañana (miércoles 15 de junio) en el Centenario de Montevideo, si las cenizas del volcán Puyehue lo permite, y el de vuelta será el próximo Miércoles 22 en el estadio Pacaembú de Sao Paulo – reeditando los tres partidos de la final de 1962, hace apenas 49 años.

Sin duda alguna es San Peñarol de los milagros.

Por Luis Puiggrós Planas