El firmó su mejor partido de la temporada, con un recital de fútbol en un primer acto majestuoso en el que atropelló al con una ‘manita’ de goles, lanzando el esperado mensaje de resurrección en del vigente campeón, antes de marcharse a por la conquista del Mundial de Clubes.

En una semana en la que recibió su quinto Balón de Oro y firmaba un récord histórico en , el portugués saltaba al césped liberado de esa presión convertida en ansiedad que le atenazaba en Liga. En ocho minutos marcó los mismos goles que en todas las jornadas disputadas.

Asensio estaba en todo y se divertía. Lo mismo sacaba un centro desde la izquierda de los que recuerdan a James, que remataba fuera de cabeza Benzema, que se descolgaba por el centro y rompía líneas para ver el desmarque de Cristiano que chutaba a gol, en carrera, con confianza. Su doblete llegaba con un penalti por mano de Jesús Navas a un intento de sombrero de Marcelo. Rico adivinaba el lanzamiento pero el balón se le colaba por debajo del cuerpo.

En la fiesta madridista no se rebajaba la exigencia. Un error de Benzema, con pérdida en el centro del campo, provocaba los silbidos de la grada a un delantero que no marca ni en goleadas. Al Sevilla le faltaba orgullo y ayudas entre sus jugadores, siempre superados. Kroos se desataba con un gran partido, más cómodo en el doble pivote, y tras avisar con un disparo rumbo a la escuadra firmaba el cuarto tras pared con Lucas Vázquez.

El baño a un Sevilla que ha perdido en sus once últimas visitas al Santiago Bernabéu, era de época y lo ampliaba el premio al esfuerzo incansable de Achraf. Desequilibró con sus subidas y definió con calidad la que decidió jugarse. Asistía Benzema y a alta velocidad chutaba cruzado ante un desesperado Rico.