El , con una imagen triste, insegura, llena de altibajos y con una falta de juego e ideas alarmante, ganó por 3-2 al con un tanto de Cristiano Ronaldo tras recoger el rechace de un penalti que sirvió para espantar fantasmas y otro mal resultado con el que habría tirado definitivamente a la basura.

Los hombres de Zidane reiniciaron su extraña andadura en el torneo de la regularidad tras recuperar sensaciones que parecían perdidas hace tiempo con una victoria contundente (0-6) en el estadio del APOEL y en su competición fetiche, la Liga de Campeones.

Pero la Liga es otra historia, y más esta temporada en un club que vive intranquilo en su estadio después de varios pinchazos inesperados que, junto a otros resultados a domicilio, le colocaron antes del inicio de la jornada a diez puntos del Barcelona.

Zidane decidió invertir en descanso para Luka Modric, a quien dejó en el banquillo para dar salida a Lucas Vázquez, que ya fue titular en Chipre. Isco regresó al once, Jesús Vallejo se colocó en el lugar de Sergio Ramos y sentó a Nacho Fernández con los suplentes, mientras que Kiko Casilla se mantuvo en la portería pese a la recuperación de Keylor Navas.

Con esos retoques, el técnico francés rezó para vivir por fin una noche tranquila en el Bernabéu. El Real Madrid la necesitaba desde hace tiempo. La última vez, contra Las Palmas, el conjunto blanco ganó 3-0, pero Benzema fue silbado por parte de la hinchada madridista, que tampoco apreció que sus jugadores firmaran un buen partido.