Un doblete de Karim Benzema, al fin goleador en el momento clave de la temporada, impulsó al Real Madrid a su tercera final consecutiva, esperando rival para la final de la Champions League tras un duelo majestuoso ante un Bayern Munich repleto de orgullo, que se sobrepuso a todo y rozó la remontada (2-2).
Dicen que de los errores se aprende y los jugadores del Real Madrid se sabían la teoría, pero volvieron a errar en la práctica. Sabían que los primeros minutos eran claves tras volver a ganar a domicilio, pero parecieron empeñados en firmar un camino de sufrimiento a la gran final.
Lo ocurrido ante la Juventus se repitió contra el Bayern. Al minuto 3, el Real Madrid ya perdía por un gol de Joshu Kimmich.
Tardó diez minutos en tener el balón el Real Madrid. Había avisado Cristiano con un remate en el primer palo que no encontraba puerta y en la primera acción de posesión larga llegó el tanto más esperado por el madridismo. Marcelo, de nuevo decisivo en ataque, puso un centro al segundo palo, donde Alaba perdía la marca y Benzema remataba con toda la fe del mundo para voltear su situación. Era el día. El gol tan esperado por Zidane, el único convencido de que llegaría.
El factor fortuna caía del lado del rey de Europa tras el descanso. Nacía la segunda mitad con un fallo de los que cuestan eliminatorias a no ser que tengas la grandeza del Bayern para levantarte. Tolisso cedía a su portero y Ulreich no supo despejar el balón. La fe en la presión de Benzema encontraba el premio del gol a puerta vacía.
A falta de media hora James Rodríguez consiguió el empate, pero pese a que el Bayern mandó toda la carne al asador, se quedó con las ganas del tercer gol y la clasificación.
EFE