Un latigazo de Marco Asensio a una escuadra despejó de un plumazo en forma de gol las dudas de un de dos caras, repleto de incertidumbre en el primer acto y gustándose en el segundo ante en caída libre, a la que fueron incapaz de marcar Cristiano Ronaldo y .

Seis derrotas consecutivas convertían a Las Palmas en el rival perfecto para huir de la crisis de resultados e identidad que vive el Real Madrid. El triunfo alivia la situación del equipo blanco antes de un parón que vendrá bien a los de Zinedine Zidane, pero no despeja del todo las dudas. Alejado de la mentalidad ganadora que le impulsó al éxito. Sin continuidad en su juego, no se liberó hasta que no sintió el partido ganado con la obra de arte de Asensio.

Las defensas de cinco se le atragantan a Zidane. No dudó en modificar su habitual dibujo Pako Ayestarán para intentar provocar atasco en el juego madridista. El regreso al 4-3-3 con Marco Asensio como novedad en el tridente ofensivo y Modric en el banquillo, no mejoraba la imagen en el primer acto. Volcado en la banda derecha, sin mayor protagonismo que un centro medido que remató al aire un gafado Benzema.

Nacía el partido y el francés recibía un pase de Cristiano que le dejaba solo. Metros para correr y pensar cómo superar el mano a mano ante Lizoain. La opción de regalar el gol a Isco, solo para marcar. Y una ejecución mala, chutando ante el portero, encendiendo a una grada a la que le queda poca paciencia.

Perdonó el Real Madrid la ocasión de jugar con el resultado a favor y quitarse de las piernas la presión que le atenaza. Pasó a permitir a un rival en una crisis mayor como Las Palmas tocar con espacios y hasta disfrutar de alguna ocasión.