El de José Mourinho se quedó a las puertas de conseguir los tres puntos de Stamford Bridge, pero un gol en el minuto 96 de Ross Barkley, unido a un tanto de Antonio Rudiger en la primera parte, desactivó el doblete de Anthony Martial y dejó las tablas en el marcador

Mourinho, tras recibir el mazazo del empate y al ver que un integrante del banquillo del celebró el empate en su cara, saltó tras de él y tuvo que ser frenado por las personas de seguridad y el propio Maurizio Sarri.

Las previsibles cartas se pusieron sobre la mesa desde el principio y el Chelsea llevó la iniciativa con un United que no tenía muy claro lo que buscaba.

Lo fiaron todo al contraataque, pero Marcus Rashford y Anthony Martial, especialmente desafortunado, estuvieron más pendientes de las subidas de César Azpilicueta y Marcos Alonso que de sorprender a la carrera.

Mourinho, temeroso de la figura del belga, colocó a Nemanja Matic persiguiendo a Hazard, como una sombra que pronto desapareció al mostrarle Michael Dean tarjeta amarilla al serbio.

Matic se ganó la amarilla tras primero derribar a Hazard en la frontal, falta que fue desperdiciada por Willian, y con un agarrón más leve después, pero que fue suficiente para que la primera cartulina del encuentro frenase al serbio.

Mientras Hazard trataba de encontrar un espacio en la poblada defensa roja, fue el balón parado, arma que esperaría explotar Mourinho, la que castigó al United.

Willian, desde perfil derecho, puso un córner que se fue abriendo hasta encontrar la cabeza de Rudiger, solo en el punto de penalti, quien puso el primero en el marcador.

El error en el saque de esquina llevó el nombre de Victor Lindelof y Paul Pogba, que se quedaron colgados en una pantalla bien materializada por David Luiz.

A medida que los fallos atrás de los ‘Diablos Rojos’ se incrementaron, Marcos Alonso estuvo a punto de plantarse solo delante de De Gea tras un gran desajuste en los centrales, el United llegó al descanso con un pobre balance de cero disparos a puerta.

Solo un remate muy desviado de cabeza de Romelu Lukaku llevó algo de peligro a la meta de Kepa Arrizabalaga.

El resultado parecía no sobresaltar a Mourinho, que siguió con el mismo planteamiento en el comienzo de la segunda parte, con un Juan Mata desaprovechado, ávido de tocar esa pelota que solo era sobada por el Chelsea.

En el otro lado, Álvaro Morata, titular, no conectaba con el centro del campo y pasó más tiempo de espaldas a portería que encarando la misma. En la única que tuvo, se deshizo con una buena maniobra de Lindelof, pero su disparo a la media vuelta fue blandito a las manos de De Gea.

El Chelsea perdonó y una carambola del United puso las tablas. Una jugadas rocambolesca, llena de rechaces e iniciada por un disparo de Mata despejado por Kepa, acabó con Ashley Young golpeando la pelota mordida desde la derecha y con Martial controlando en el área pequeña. Marcos Alonso, después de recibir un golpe, quedó tendido en el campo, pero Martial no se frenó y fusiló a Kepa.

El empate benefició al United y al partido y las ocasiones llegaron para ambos conjuntos. El Chelsea la tuvo primero con un cabezazo fuera de David Luiz y más tarde con un remate de N’Golo Kanté que salvó con una mano abajo Kepa. A la contra de esta última jugada, el United dio la estocada.

Mata creó una buena carrera por la banda derecha, salvando la entrada de David Luiz, combinó con Rashford en la frontal y el inglés dejó solo en el segundo palo, quien se la acomodó y con la pierna derecha la puso junto al palo, para la alegría contenida de Mourinho en el banquillo.

Pero esa alegría no saldría a la luz, porque en el descuento, que se fue hasta los seis minutos, un remate de cabeza de Luiz, se estrelló en el palo y el rechace le cayó muerto a Barkley quien solo tuvo que empujarlo.

Un integrante del banquillo del Chelsea celebró el gol en la cara de Mourinho y este saltó como loco a por él, siendo frenado por el resto de persona de ambos banquillos.

Una vez acabado el partido, Mourinho dio una pequeña vuelta por el campo y levantó tres dedos de su mano, en referencia a las tres ligas que ganó con el Chelsea, pidiendo respeto a la afición de Stamford Bridge.

El empate no sirve para que el United remonte su mala situación y sigue octavo, con 14 puntos, a siete del liderato que, momentáneamente, ostenta el Chelsea con 21 puntos.

EFE.

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El año pasado el United ya perdió en Stamford Bridge aunque lo hicieron con la seguridad de estar mejor colocados en la tabla y tener aún la esperanza de alcanzar a un Manchester City que comenzaba a despuntar.

A estas mimas alturas, la campaña pasada el United contaba con siete puntos más, mientras que el Chelsea acumulaba siete puntos menos que ahora. La situación se ha invertido y es Mourinho el discutido, sabiendo que de caer en Londres, el cerco de su despido se estrecharía un poco más.

Para arrancar una victoria, la prioridad de Mou puede ser secar a Eden Hazard, el goleador de la competición, con ocho tantos. Para ello, el año pasado recurrió a un marcaje al hombre con la figura de Ander Herrera. El español está teniendo menos protagonismo esta temporada y unos problemas físicos le podrían apartar del encuentro, por lo que las opciones del centro del campo rojo se reducen a Paul Pogba, Nemanja Matic y Fred.

Arriba no sorprenderá Mourinho y Marcus Rashford y Romelu Lukaku, ambos goleadores en el parón de selecciones, tendrán su hueco en el once inicial.

La defensa, gran punto débil del United de Mourinho, estará cubierta por Chris Smalling y Victor Lindelof, con Eric Bailly marcado tras la horrorosa primera parte contra el Newcastle.

En el otro bando, Sarri se relame pensando en un partido en el que dispondrá de la posesión y jugadores en su punto álgido como Jorginho y Hazard.

El buen momento de Ross Barkley y la confianza en Olivier Giroud les reservará una posición en el once, en detrimento de figuras como Álvaro Morata, que esperará su oportunidad en la segunda parte, y Cesc Fábregas.

De ganar el Chelsea, el United se quedaría a diez puntos de los ‘Blues’ con 29 partidos aún por disputarse.

Aunque los focos apunten a Londres, equipos como el Manchester City y el Liverpool tratarán de aprovechar la batalla en Stamford Bridge para sacar beneficio propio.

Los de Pep Guardiola reciben en casa (sábado, 14:00) al Burnley y de ganar, y no hacerlo el Chelsea, serían líderes en solitario de la competición. En caso de que perdieran los de Sarri, un empate podría valerles, pero dependerían de terceros.