El United se enfrentaba a un Swansea bien ordenado por el danés Michael Laudrup, que lograba desactivar el juego de los visitantes la media hora de juego.

En ese momento, sin embargo, como si el técnico Alex Ferguson continuara todavía en la banda manejando los hilos del partido, los vigentes campeones dieron el golpe al partido con un latigazo cuando el Swansea menos lo esperaba.

Con el mismo estilo rápido y directo que ha mostrado el Manchester United en las últimas temporadas, marcó un gol tan rotundo que parecía sentenciar el partido con sesenta minutos todavía por delante.

La última línea de los “Swans” dudó al marcar el fuera de juego y permitió que un largo pase desde el medio campo llegara en perfectas condiciones a Van Persie, bien colocado en el área.

El atacante zurdo controló con el pecho un balón que le quedó algo alto, un problema que le sirvió para demostrar una vez más su talento: sin pensarlo, asestó una volea a la media vuelta con la diestra que dejó perplejo al guardameta local, su compatriota Michel Vorm.

La magia de los actuales campeones de liga aturdió también al rival, que dos minutos después se volvió a hacer un lío en defensa y propició que el Manchester United se alejara con un 0-2 antes del descanso con un remate de Welbeck.

Moyes dio entrada a Rooney al inicio de la segunda mitad, quizás como un signo más de que no tiene intención de dejarle salir este verano de club, pero fue Van Persie quien de nuevo amplió la ventaja del United a un cuarto de hora del final, con una jugada personal que despejó cualquier duda que pudiera quedar sobre la victoria de los locales.

Aún le quedaron fuerzas a los “Swans” para marcar el gol del honor: lo hizo Bony a siete minutos del final, cinco antes de que Welbeck sumara otro tanto a su cuenta.

EFE