El cuadro de Sir Alex Ferguson logró su decimonoveno título de Liga tras empatar 1-1 con el Blackburn Rovers gracias a un penalti cometido por el portero Paul Robinson sobre el mexicano Javier Hernández en la segunda parte, que Rooney supo resolver de manera magistral.

El United pagó caro el descanso de Edwin van der Sar, su portero titular, al que Alex Ferguson quiso cuidar esta semana para no agotarlo en exceso antes de la final de la Liga de Campeones, el 28 de mayo.

Un minuto y medio fatal, el único de descuido en el Manchester, permitió una opción de gol al Blackburn que le vino demasiado grande al suplente Kuszczak, de 29 años. Se equivocó en el cálculo y, por no despejar a córner y evitar un peligro inminente, tomó la decisión más perjudicial del equipo.

Van der Sar, el holandés de 40 años que se retirará al acabar esta temporada, fue testigo del error de su compañero y del dominio de su equipo desde las gradas, donde se sentó junto al coreano del plantel Park. Ambos, ataviados con trajes de chaqueta oscuros, proyectaron una seria imagen, poco habitual en su vestuario de una jornada sabatina.

En un ataque del los dirigidos por Ferguson el arquero del Blackburn metió el brazo entre las piernas de Hernández y este tropezó. Acabó en el suelo y, pese a que el juez de línea no había levantado el banderín, el árbitro dio la razón al Manchester y lo congratuló con un penalti a su favor.

El encargado de ejecutarlo, Wayne Rooney, acertó e igualó el marcador.

A partir de entonces, el United sólo tenía que defender. El empate le era suficiente para proclamarse campeón de Liga. Ahora superan al Liverpool al lograr decimonoveno título de Liga.