Durante la semifinal de la Copa de Inglaterra de 1989 tuvo lugar la tragedia. A los 5 minutos del partido entre el Liverpool y el Nottingham Forest cedió una de las barreras en la grada tras la portería del Liverpool, sobrecargada de aficionados, y comenzó una avalancha en la que 96 aficionados murieron por asfixia o paro cardíaco, mientras otros dos fallecieron en días posteriores.

Todas las categorías profesionales del fútbol inglés comenzaron durante esta jornada sus encuentros con 7 minutos de retraso, los seis que habían transcurrido cuando se produjo el accidente más uno de silencio, en honor al momento en el que se produjo el terrible suceso.

Imbuido por el ambiente exaltado de las gradas, por la emoción que presidió los actos en recuerdo del 25 aniversario de la tragedia de Hillsborough, cuando murieron 96 aficionados del Liverpool en una semifinal de Copa, el equipo de Brendan Rodgers no falló y, ahora, depende de sí mismo para alzar un trofeo que no se festeja en Anfiled desde 1990.