Se jugaba el duelo entre Heracles y Groningen, cuando un gato se metió al campo de juego. Ello obligó al árbitro a detener el partido hasta que los miembros de seguridad retiren al felino o este se aleje por sus propios medios.

Sin embargo, el corpulento gato de color negro corrió toda la cancha, casi se mete al arco y luego se retiró de la cancha, ante las risas de los hinchas.