En el minuto 38, el argentino Chori Domínguez desvió con algo de fortuna un disparo de Giannis Maniatis que llevaba una dirección totalmente errónea. Hasta ese momento, el Manchester no había hecho absolutamente nada.

Que Wayne Rooney se moviera por el centro del campo, a veces hasta actuando de medio centro, era un claro síntoma de lo perdido que anda el cuadro inglés.

Los primeros 45 minutos transcurrieron por esos derroteros, con el Olympiakos fuerte y eficiente en sus escasos acercamientos ante un rival perdido. Así concluyó el primer acto, casi menos desastroso para los ingleses que el segundo, en el que los griegos sellaron un marcador muy interesante para sus futuros intereses.