La prensa califica de “vergüenza” y “noche más aciaga de la historia del fútbol en Israel” las agresiones que se sucedieron en un abarrotado Bloomfield después de que Eran Zahavi empatara el partido de penal y lo celebrara con un gesto desafiante.

Un aficionado saltó al césped y trató de agredir a Zahavi quien, en vez de intentar calmar la situación, se defendió y repelió al agresor, hecho que desató una tangana.

Atemperada ésta, el árbitro del encuentro, Roei Reinshriber, expulsó con roja directa a Zahavi quien furioso pidió a sus compañeros, entre los que estaban Juan Pablo y Carlos García, que abandonaran el campo.

Sin embargo, los pupilos de Paco Ayestarán permanecieron en la cancha y el partido se reanudó con Zahavi escoltado por la policía a los vestuarios entre una lluvia de objetos que caían desde la grada.

Fue entonces cuando un grupo de aficionados del Maccabi Tel Aviv se lanzó al césped para protestar por la expulsión de su estrella.

Transcurría el minuto 43, y ante la incapacidad de las fuerzas de seguridad de restaurar el orden, el árbitro, de acuerdo con los capitanes de ambas escuadras, dio por suspendido el clásico ante el enfado y el estupor de las aficiones.

“Es una mancha para el fútbol israelí. No me importa de quién es la culpa, ambos equipos debemos ser sancionados de forma ejemplar. Estoy muy triste. El fútbol es sólo un deporte y un juego y no la guerra que hemos vivido esta noche”, declaró el técnico del Hapoel, Eyal Berkovic.

Por su parte, Paco Ayestarán insistió en que la prioridad era la seguridad de los jugadores y que esta “no estaba garantizada”.

Gran parte de las críticas se las lleva la seguridad del estadio y la policía, que durante los incidentes practicó una decena de detenciones.

Está previsto que se reúna de urgencia la Comisión Antiviolencia del Deporte para evaluar los incidentes de la “noche más oscura del fútbol en Israel” como ya se la denomina en el país, mientras que el comité de disciplina de la Federación israelí de Fútbol hará lo propio en las próximas horas.

La Superliga Israelí está encabezada por Ironi Kiryat Shmona, con 17 puntos, seguido por el Maccabi de Tel Aviv, actual campeón, con quince puntos y un partido menos.

Hapoel Tel Aviv, un histórico de la competición que desde hace años arrastra problemas económicos, que permitieron a su rival fichar a Zahavi, es sexto, con 10 puntos y también un partido menos.