La supera a la ecuatoriana en las afueras del estadio Olímpico “Atahualpa” de Quito, pocas horas antes del partido en el que las selección local se medirá con la de por la decimosexta fecha de las .

Tampoco es que sea una marea de personas las que portan camisetas blancas con la franja roja del equipo peruano, pero en los alrededores del Atahualpa, sí se ven más de esas que de las amarillas con azul y rojo que representan al cuadro dirigido por el argentino nacionalizado boliviano, Gustavo Quinteros, pese a que juega de local.

La hinchada peruana también supera en ánimo a la ecuatoriana: cantan, bailan, gritan consignas, y hay quien incluso luce unas grandes alas rojas y el nombre de Perú coronando su cabeza, en medio de un grupo que, en alegre coro, le canta a la selección visitante.

“Yo me llamo Perú, con P de patria, la E de ejemplo, la R de rifle, la U de la unión”, canta a todo pulmón José Luis Saavedra, un abogado de 38 años que llegó ayer a Quito tras un viaje 19 horas en autobús desde Sullana (Piura), en el norte de Perú.

En las afueras del hotel donde se hospeda la selección de Perú tras llegar anoche a Ecuador, Saavedra dice tener “la ilusión intacta” por el triunfo de su equipo e incluso ha ofrecido a su esposa y familia que “si esto camina muy bien” los lleva a Argentina “a celebrar la clasificación después de 32 años a un mundial”.