Ejercitarse regularmente trae grandes beneficios. Por un lado ayuda a la mamá reciente a verse bien y sentirse segura consigo misma y por el otro le permite recuperar y controlar su peso corporal.

Los ejercicios hacen perder exceso de grasas, y aumentar la masa muscular, luciendo un cuerpo más delgado, bien formado y mejor definido. Mejora la circulación, y se fortalecen los huesos.

Asimismo, la actividad física constante y gradual trae grandes beneficios a la hora de amamantar, ya que se fortalecen los músculos de la espalda, mejorando la postura.

Se recomienda a las mamás que comiencen a realizar, previo apto médico, cualquier modalidad de ejercicio aeróbico que decidan, siempre y cuando, su trabajo sea controlado por un profesor de educación física.

Antes de comenzar con clases de gimnasia en centros especializados, se pueden realizar caminatas al aire libre. Éstas pueden tener una duración de entre 15 o 30 minutos, y son recomendables para oxigenarse y cambiar el humor.

Una vez terminada la entrada en calor, se puede proceder con los ejercicios de fuerza, y combinarlos con ejercicios que ayuden a tonificar los músculos de los brazos, los hombros, el pecho, las piernas, y los glúteos.

Para fortalecer los abdominales, el trabajo debe ser progresivo, y una buena manera de encararlo es mediante la utilización del método hipopresivo. Esta técnica ayuda a reducir el perímetro abdominal aportando mejoras estéticas, posturales y funcionales.

También es importante destacar que la práctica regular de actividad física ayuda a evitar el prolapso, la incontinencia urinaria y una posible depresión post parto.

Fuente: Infobae