La revista Journal of Personality and Social Psychology publicó recientemente un estudio en el que revela que las personas que sienten especial afición por los sabores dulces, suelen ser más amables y predispuestas a ofrecer ayuda desinteresadamente.

Esto, no obstante,* es sólo con lo dulce, no hay correspondencia entre la personalidad y el gusto por cualquier otro sabor.* Las investigaciones dieron como resultado que los otros sabores básicos (salado, ácido y amargo) no afectan el comportamiento a corto plazo, así que se cree que éste se va presentando a lo largo de los años.

Dulces servidos en vajilla blanca

Un estudio de la Universidad Politécnica de Valencia y la Universidad de Oxfor y la Fundación Alicia de Barcelona, existe otra cuestión curiosa relacionada con los alimentos de sabores dulces, y es que los postres servidos en platos blancos ofrecen una mayor sensación de dulzor que en cualquier otro tipo de vajilla.

Paladar y lengua, un estudio interesante

Recientemente, un estudio de la Universidad de Yale, Estados Unidos, afirmaba que alrededor de 35% de las mujeres son súper catadoras, en comparación con sólo 15% de los hombres. Además, el estudio sentenciaba claramente que “algunas personas nacen con más paladar que otras”, lo que para su fortuna, les hace disfrutar más intensamente de los sabores y matices que otros no pueden apreciar.

Según Linda Bartoshuk, directora de la investigación, lo que aumenta la percepción de los sabores –en especial, el amargo– es el exceso de papilas gustativas. Además, estas personas responden a un perfil: delgadas y con apariencia especialmente sana.

El estudio implica, analizando todo su contexto, que el gusto tiene una sólida base biológica; pero no se queda ahí, sino que demuestra que no solo nuestra complexión física, sino también la psíquica (es decir, nuestra personalidad) puede estar íntimamente relacionada con nuestras pequeñas y avispadas papilas.

Fuente: Salud 180