Te invitamos a ver ocho hábitos para retomar una vida sana después de las vacaciones.

Beber más agua: además de no tener calorías, es el mejor sistema de hidratación para nuestro organismo. Limitemos todo lo posible los refrescos azucarados y las bebidas con alcohol.

Comer más frutas, verduras y hortalizas: las grandes olvidadas del verano. Sobre todo cuando salimos fuera a comer, normalmente los platos que pedimos son muy pobres en estos alimentos. Cuando hagamos la lista de la compra a la vuelta de las vacaciones, estos alimentos no deben faltar.

Recuperar horarios de sueño: en vacaciones los horarios de descanso brillan por su ausencia. Lo mismo nos acostamos a las 3 de la mañana que nos echamos una siesta de dos horas. Recuperar una rutina de sueño nos va a ayudar a optimizar el descanso.

De vuelta a hacer deporte: podemos comenzar con sesiones cortas de 20-30 minutos, tres-cuatro veces a la semana. Correr, pedalear, nadar, pesas, tenis, pádel…todo vale para comenzar a movernos.

Comer menos, pero mejor: como hemos dicho anteriormente, mejorar nuestra dieta comiendo más frutas, verduras y hortalizas, pero también limitando las cantidades que han tendido a pasarse de rosca en las vacaciones. Como premisa, no llegar a ese punto de: “no me cabe más, estoy lleno”. Hay que plantarse antes.

Consumir más fibra en tu dieta: no es casual que mucha gente tenga problemas de hábitos intestinales cuando sale de vacaciones. Descuidamos mucho el consumo de fibra. Elige alimentos integrales y que no falten a diario las 5 raciones de frutas y verduras.

Reducir el consumo de “chucherías”: nos referimos a esos alimentos con mucha densidad energética que han sido habituales en el verano, como helados o golosinas. Deben ser puntuales en nuestra dieta (una vez a la semana).

Andar y subir escaleras: además de hacer deporte de forma específica, hay pequeños gestos que podemos hacer a diario e incrementarán nuestra actividad.

Fuente: Vitonica.com