Aunque el verano ya terminó, en los últimos años las temperaturas son más altas. Por lo que en esa temporada solo provoca ir corriendo a la ducha y echarse agua fría, pero ¿realmente funciona este truco?

La respuesta es no. Bañarse con agua fría, obliga a tu cuerpo a compensar la repentina pérdida de temperatura y a recuperar los 36.5 grados centígrados que son necesarios para cumplir tus necesidades fisiológicas.

Asimismo, este proceso implica un gasto de energía extra que provoca que tengas una mayor sensación de calor. Según Robin McAllen, investigador del Florey Institute of Neuroscience and Mental Health, no recomienda utilizar este método. Lo que es aconseja es tomar una taza de té caliente para provocar la sudoración, que es el mejor mecanismo con la que el cuerpo cuenta para refrescarse.

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Por otro lado, el agua fría sí es recomendable para recuperarse luego de realizar un intenso. Por ejemplo, después de correr, ducharse entre 10 y 15 grados ayudará a recuperase tus músculos, según un estudio que publicaba el New England Journal of Medicine.