Ahora que se acerca el verano, muchas personas con el objetivo de verse con un mejor aspecto físico o porque están descontentos con su contextura se enfrascan en una serie de ejercicios extenuantes y una serie de suplementos nutricionales con el afán de lograr una figura ideal, lo que muchas veces se vuelve una obsesión desmedida que puede perjudicar su salud.

Así lo manifestó Víctor Alcázar Mendoza, psiquiatra del hospital Hermilio Valdizán. “La vigorexia es una enfermedad de la salud mental, que comprende una serie de síntomas obsesivos, como la distorsión de la imagen corporal, compulsiones, alteraciones de la conducta alimentaria y disfunción notoria de la vida personal, familiar y hasta laboral de estas personas y trastornos de la conducta alimentaria”, explicó.

Según el especialista, se le compara como una forma inversa de anorexia, donde las personas que la padecen se perciben delgados o imperfectos, o excesivamente débiles, o con una masa muscular insuficiente para ellos; lo cual es más frecuente en varones que en mujeres.

“El perfil de una persona que presenta este trastorno incluye una clara obsesión por un cuerpo musculoso, pero al extremo, ya que aunque ya lo haya conseguido, su visión esta tan distorsionada, que frente al espejo sigue viéndose débil, una total baja autoestima, entrenamiento con dedicación compulsiva y casi exclusiva, dejando de lado otros asuntos y eventos de orden social, laboral y cultural, tendencia a la automedicación y consumo de anabólicos”, anotó.

Por su parte la nutricionista Jimena del Pozo, del portal Salud en Casa, sostuvo que el exceso de pesas en el gimnasio o la sobrecarga genera un efecto negativo en los huesos, tendones, músculos y las articulaciones, sobre todo de los miembros inferiores, hasta con desgarros y esguinces.

En cuanto a la alimentación, genera otro efecto negativo para la salud, porque se consume una dieta muy elevada en proteínas para favorecer el desarrollo muscular, esto podría generar problemas al riñón a largo plazo y desórdenes metabólicos.

“La consecuencia del uso de anabólicos producen muchos trastornos en el organismo como masculinización e irregularidades del ciclo menstrual en las mujeres, acné, problemas cardíacos, atrofia testicular, disminución de la formación de espermatozoides y retención de líquidos, entre otros. Es importante tener en cuenta que estas drogas no aumentan la fuerza muscular, la agilidad ni la resistencia”, advirtió.

Para Del Pozo, la población más susceptible con este problema son aquellos hombres de entre 18 a 35 años de edad.