Un estudio de la NASA indica que tomar un descanso de apenas 20 minutos mejora el rendimiento en un 34 por ciento y el estado de alerta en un 54 por ciento. No es la primera vez que la siesta es avalada por la ciencia.

Un estudio de la Universidad de California en Berkeley mostró que los estudiantes que duermen una siesta pueden mejorar en un 20 por ciento su capacidad de aprendizaje. Según los autores del trabajo, esto ocurre porque el sueño permite limpiar la memoria de corto plazo almacenada en el cerebro y dejar espacio para el ingreso de nueva información.

Según explica Leonardo Serra, neurólogo del centro del sueño de la Clínica Alemana, conforme avanza la jornada de trabajo el cerebro va acumulando adenosina: un nucleótido encargado de producir el sueño, pues inhibe la actividad de las neuronas y provee una sensación de relajo. “Al dormir una siesta se reducen las concentraciones de adenosina en el organismo, con lo cual disminuye el cansancio y el sueño”, explica el especialista.

¿Cuál es el tiempo ideal de una siesta para recibir sus beneficios? Aunque no existe consenso entre los expertos, los datos revelan que con 20 minutos es suficiente.

James Horne, del Centro de Investigación del Sueño de la Universidad de Loughborough, en Inglaterra, afirmó a ‘La Tercera’ que “la siesta no debe extenderse por más de 20 minutos”, ya que de otra forma pierde sus beneficios. Serra sostiene que el límite es la media hora, ya que a partir de ese período “hay más probabilidades de caer en sueño profundo”.

Cuando eso ocurre, las personas sufren un fenómeno conocido como la inercia del sueño: tienen gran dificultad para despertar y una vez en pie se sienten extremadamente adormilados. Incluso, un estudio de la Universidad de Colorado mostró que la inercia del sueño reduce la memoria de corto plazo y la capacidad de contar hasta dos horas después de despertar.