“Consumir un producto enlatado en malas condiciones, constituye un riesgo para la salud. Generalmente esto es producido por un inadecuado manejo en el procesamiento, transporte o almacenamiento de las latas”, dijo el nutricionista César Domínguez, del Instituto Nacional de Salud.

Refirió que ningún método de conservación ofrece protección frente a todos los riesgos posibles durante un periodo ilimitado de tiempo. Por ello se debe tener en cuenta que existen agentes patógenos que producen toxinas los cuales alteran el buen estado de conservación del alimento.

“La bacteria más común en los enlatados es el Clostridium botulinum, que produce una poderosísima neurotoxina que al ser ingerida junto con los alimentos es absorbida a través del intestino, pasa a la circulación y de allí a las terminaciones nerviosas, provocando el botulismo”, precisó.

Los primeros síntomas, que se presentan entre las 12 y 36 horas posteriores al consumo de estos alimentos, son náuseas, vómitos, estreñimiento, debilidad y sequedad de la garganta, seguido de trastornos neurológicos como dilatación pupilar, visión borrosa, dificultad para tragar, debilidad general. Finalmente parálisis respiratoria y la muerte.

Los alimentos enlatados que presentan con mayor frecuencia la bacteria que produce el botulismo son las de carnes, jamón curado, patés, salchichas, embutidos, pescados (conservas), pimientos, espárragos, vainitas, champiñones, maíz, miel, entre otros.