Los dolores musculares son algo muy común y que le suele ocurrir a muchas personas. Este problema puede involucrar a más de un músculo, ligamentos, tendones y tejidos blandos. Existen dos remedios caseros para aliviarlos, que consiste en colocar compresas calientes o frías. Sin embargo, muchas veces las personas no saben cuál deben usar.

La decisión radica en cuan reciente es la lesión. Por lo general, una lesión nueva suele causar una inflamación en la zona afectada, por lo que el frío puede actuar para reducir el flujo sanguíneo y evitar que se produzca algo mayor.

Además, el frío reduce el flujo de la sangre y el calor dilata los vasos sanguíneos. La compresa fría debe colocarse por aproximadamente 20 minutos cada hora, para evitar que se produzca algún problema en la piel.

En cambio, colocar una compresa caliente es altamente recomendado para los dolores crónicos ya que al generar un efecto opuesto, de mayor flujo de sangre, permite que haya una curación más rápida.

Asimismo, según una investigación realizada por la Clínica Mayo, de Estados Unidos, recomienda la fórmula general de optar por la terapia fría primero y luego por un tratamiento con calor.

Cabe destacar que este tipo de tratamiento es muy recomendable en lesiones leves, esguinces, cuando se fuerza mucho una zona del cuerpo, chichones y moretones.

Por otra parte, en el caso de las compresas calientes, estos también reducen la aparición de espasmos musculares y mejoran la flexibilidad de ligamentos y tendones.

La terapia de calor es uno de los tratamientos más efectivos para problemas crónicos como la artritis.

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