El equipo, liderado por el profesor Bryan Lask, de la unidad de desórdenes alimenticios del hospital británico Great Ormond Street, investiga una parte minúscula del cerebro llamada la insula, en Reino Unido.

Bryan Lask dijo que imágenes de resonancia magnética muestran que esta parte del cerebro no está activa en personas con anorexia.

“Sospechamos que hay una anormalidad en la insula, que no funciona bien, y eso tiene un efecto en todo el cuerpo”, dijo Lask.

La conclusión es que hay una pre-disposición genética a desarrollar la enfermedad. La anorexia es un trastorno alimentario que se traduce en un temor obsesivo de aumentar de peso que lleva a muchas personas a renunciar completamente a la alimentación.

Muchos de los estudios sobre anorexia apuntan a factores psicológicos que alteran la forma como la persona evalúa y percibe su propia imagen corporal, los alimentos y la nutrición.

Fuente: BBC Mundo