Los cánceres hematológicos son la quinta causa más común de muerte por cáncer en todo el mundo y el sexto tipo más común de diagnosticado, según estudios de Globocan.

En el Perú se estima que ataca a 8,924 personas. Los cánceres hematológicos son de tres tipos: Leucemia, Mieloma y Linfoma, éste último afecta los ganglios linfáticos y el funcionamiento adecuado del sistema inmunológico, por tanto, es uno de los más severos y agresivos, que deja al cuerpo sin protección frente a las infecciones al atacar a los glóbulos blancos o linfocitos.

Hoy se sabe que, si bien esta enfermedad no tiene cura, gracias al avance de la ciencia se le puede hacer frente y tener calidad de vida.

En este sentido, el Dr. Luis Casanova, presidente de la Sociedad Peruana Oncológica Médica (SPOM), precisó que este tipo de cáncer puede responder a un Linfoma de Hodgkin o Linfoma no Hodgkin (LNH). “El Linfoma se presenta en dos tipos que tienen distintos comportamientos y se propagan de maneras diferentes. El linfoma no Hodgkin (LNH) es el tipo más común, y su subtipo, el Linfoma Folicular, es indolente, por tanto, no tiene cura”, afirmó.

Sin embargo, pese a que cerca de 75,000 personas en el mundo son diagnosticadas cada año con esta enfermedad y ocho de cada diez se encuentran con estadio avanzado, existen tratamientos para asegurar la calidad de vida del paciente, tales como: terapia biológica, radioterapia, quimioterapia, radio inmunoterapia, entre otros. Cabe acotar que el paciente suele tener más de 65 años y su salud general y estado físico pueden ser bajos, por tanto, la eficacia del tratamiento debe ser cuidadosamente equilibrada con la seguridad y la tolerabilidad.

Según el Dr. Luis Casanova, el diagnóstico para este tipo de cáncer únicamente puede confirmarse con una biopsia de ganglio linfático. Sin embargo, también se puede basar en síntomas o, en ocasiones, en los pacientes sin síntomas, como resultado de pruebas de imágenes y análisis de laboratorio. La cantidad de eritrocitos (glóbulos rojos), leucocitos (glóbulos blancos) y trombocitos (plaquetas) puede ser inferior a lo normal y los leucocitos también pueden ser de mayor tamaño.

Sobre los tratamientos

Los tratamientos pueden, y suelen, usarse de forma combinada entre sí y dependiendo de la extensión de la enfermedad. Los especialistas señalan que son a través de radioterapia externa, usando rayos X de alta energía u otros tipos de radiación para eliminar las células neoplásicas e impedir que crezcan; quimioterapia, usando fármacos para detener el crecimiento de las células cancerosas, destruyéndolas o deteniendo su división; terapia biológica, con fármacos artificiales denominados anticuerpos monoclonales que atacan un objetivo específico en la superficie de los linfocitos; radioinmunoterapia a través de una sustancia radioactiva que se fija a un anticuerpo monoclonal.

Cuando este se administra, se adhiere a objetivos específicos de las células, la fuente radioactiva actúa sobre las células de linfoma y potencialmente sobre algunas células cercanas; y trasplante de médula ósea.