Este 24 de abril es el Día Mundial contra la Meningitis, enfermedad que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año causa 300 mil defunciones a nivel global, por lo que conlleva un riesgo de epidemia.

La meningitis meningocócica es una infección bacteriana grave de la membrana que rodea el cerebro y la médula espinal. Hay diferentes bacterias causantes de meningitis2 que se pueden transmitir persona a persona a través de gotículas de las secreciones respiratorias o de la garganta.

Los síntomas más frecuentes son rigidez de nuca, fiebre elevada, fotosensibilidad, confusión, dolor de cabeza y vómitos. Reconocerlos es clave para brindar el tratamiento antibiótico apropiado lo antes posible.

Además, una de cada cinco personas sobrevivientes de un episodio de meningitis bacteriana puede quedar con secuelas permanentes como: convulsiones, pérdida auditiva y visual, deterioro cognitivo, discapacidad neuromotora, alteraciones de la memoria y el comportamiento, así como cicatrices y amputaciones de miembros como consecuencia de septicemia meningocócica.

El Dr. Julio Tresierra, pediatra neonatólogo y gerente médico de Sanofi Pasteur, señala que la evidencia científica ha demostrado que la vacunación es la estrategia más eficaz para el control y prevención de esta enfermedad. Por ello, resalta la importancia de reforzar los programas de inmunización para proteger a la población, sobre todo en pandemia.

Las precauciones para reducir la COVID-19, como el distanciamiento social, el uso de mascarillas y el lavado de manos, pueden servir también para reducir los casos de meningitis que se producirían en un contexto normal. Sin embargo, debemos mantener la guardia y cumplir con los calendarios de vacunación, ya que es la forma más efectiva de prevenir enfermedades infectocontagiosas graves”, agrega el especialista.

Todas las personas son susceptibles a las infecciones causadas por el meningococo; sin embargo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan la vacunación en adolescentes y adultos jóvenes, por tener mayor riesgo de contraer la enfermedad meningocócica.