Ray Fearing (27) recibió el órgano de su hermana Cera después de una larga batalla contra la glomeruloesclerosis focal y segmentaria, una enfermedad que provoca insuficiencia renal, en EEUU.

Sin embargo, a los pocos días del trasplante reaparecieron los signos de la enfermedad y la única solución era extirpar el riñón. Además, los médicos informaron a Ray de que su órgano donado podría salvar la vida a otras personas, aunque hasta ahora nadie había recibido con éxito un riñón de «tercera mano».

“Después de numerosas discusiones, se recomendó a Ray que donara su riñón a alguien en la lista de espera de trasplante de riñón en lugar de descartarlo”, señala Gallon.

Ray no lo dudó y dos semanas después de recibir su trasplante, donó su riñón a Erwin Gómez, un cirujano de 67 años de edad y padre de cinco hijos.

Afortunadamente, el órgano trasplantado a Erwin recuperó su función casi inmediatamente después del retrasplante, y solo ocho días después del injerto, las pruebas mostraron una reversión de los daños causados por la glomeruloesclerosis de su anterior propietario.