Si un lunar que ya estaba presente causa dolor, comezón, sangrado, cambia de color o muestra crecimiento rápido puede ser el primer indicador de la aparición del cáncer de piel o melanoma, que si no es tratado a tiempo puede traer graves consecuencias en la salud.

Lucia Bobbio Fujishima, jefa del servicio de Dermatología del Hospital Dos de Mayo expresó que si un lunar tiene una mitad diferente a la otra (forma asimétrica), bordes borrosos, irregulares, difusos, o de colores son signos de alarma que indican que la persona tiene que acudir de inmediato a un dermatólogo.

Pero no solo eso, si los lunares son de un diámetro mayor al tamaño de la cabeza de un lápiz con borrador, esto también debe ser tomado en cuenta.

En ese sentido, la especialista explicó que los melanomas o tumores pigmentados se presentan como una pequeña herida, generalmente en zonas expuestas a luz solar como la cara, el cuello, pecho o brazos, que no cicatriza a pesar de los tratamientos y crece poco a poco.

Fuente: Agencia Andina