La esperanza de vida es diferente en cada continente y en cada país aunque, sin embargo, nunca había sido tan alta como en la actualidad. Según datos de 2009, la población mundial vive una media de 67.2 años, algo muy diferente de los 30 que se calcula que vivían durante el Paleolítico, tras lo que la esperanza de vida bajó durante varios siglos, hasta el siglo XIX, cuando se estabilizó de nuevo en la treintena y comenzó a ascender.

Desde entonces, la media de años que vive cada persona ha aumentado en todos los países del mundo, aunque, en general, ha sido proporcional al aumento de la riqueza de dichos países. La excepción son algunos países africanos en los que, a pesar de que no cuentan con la misma esperanza de vida que en los países más ricos del mundo, sí han visto cómo sus ciudadanos vivían durante más años manteniendo los mismos niveles de pobreza que hace más de un siglo.

Sin embargo, sus países tienen las medias de edad más bajas en cuando a mortalidad. En Angola y Zambia, por ejemplo, no llegan a la cuarentena, y entre los 40 y los 45 se encuentran Lesoto, Mozambique, Liberia o Yibuti.

En cambio, los lugares donde viven las personas más longevas del mundo pueden contar con una esperanza de vida superior a los 81 años. Tal es el caso de Macao, Andorra, Japón, Italia, Singapur, San Marino, Hong Kong, España y Canadá. Algunos países americanos tienen también una salud de hierro, ya que hasta los 78 años viven en Puerto Rico y Chile, hasta los 77 en Panamá, Cuba, Costa Rica y Argentina, o hasta los 76 en Uruguay y México.

Aunque los conflictos bélicos han causado impactos históricos muy agudos en las medias de cada país, como demuestra el caso de las dos guerras mundiales, lo cierto es que desde el siglo XIX, gracias a las mejoras en la investigación médica, la ascensión de la esperanza de vida ha sido notable.

Las innovaciones médicas, con nuevas vacunas y fármacos,han marcado un antes y un después en todo el mundo, que a su vez han reducido la mortalidad infantil, la principal causa de bajas esperanzas de vida.

Sin embargo, la innovación tecnológica se ha centrado en gran medida en las enfermedades más comunes en los países ricos, por lo que las causas de epidemias o los males comunes de los países subdesarrollados, como las enfermedades tropicales o la malaria, siguen sin ser proporcionalmente investigadas, lo que en última instancia es el motivo por el que en las sociedades más ricas se tiene una mayor salud.