Más allá de los índices de desnutrición a nivel mundial, igual de preocupante y creciente es la deficiencia de micronutrientes. Este problema, conocido como hambre oculta, afecta alrededor de 2 mil millones de personas en todo el mundo entre hombres, mujeres y niños.

El ingerir determinados alimentos no significa que se incorporen los nutrientes*necesarios para mantenernos saludables. Una persona puede ingerir las calorías suficientes para vivir, pero éstas no le proporcionan los niveles necesarios de *vitaminas y minerales esenciales que les permita mantenerse mental y físicamente saludable. Es aquí donde aparece el hambre oculta.

Lo que no sabías del hambre oculta

Las consecuencias del hambre oculta se manifiesta tanto en niños como en mujeres. Estudios recientes han comprobado que la deficiencia de micronutrientes afecta el desarrollo mental y físico del 40 a 60% de los niños en el mundo. Además, es uno de los principales factores debilitantes en la salud y la energía de 500 millones de mujeres, que lleva a la muerte de más de 60,000 mujeres durante el parto cada año.

Aproximadamente un tercio de los niños de todo el mundo, sufren de retraso en el crecimiento debido a la mala nutrición. En el Perú, la desnutrición crónica en los niños menores de 5 años alcanzó el 18.1 por ciento en las últimas estadísticas. Estos índices se traducen en la falta de peso, el deterioro del desarrollo mental y físico, lo cual aumenta el riesgo de enfermedades crónicas.

La falta de vitamina A provoca deficiencias inmunológicas y daño en la visión, principalmente en niños menores de 5 años. La vitamina A es crítica en el funcionamiento visual al igual que el DHA, un ácido graso esencial en todas la membranas neuronales, que es primordial en el desarrollo y agudeza visual, como también en el desarrollo cognitivo.

Está ampliamente demostrado que una ingesta adecuada antes y durante el embarazo de ácido fólico, una vitamina del complejo B, reduce dramáticamente la incidencia de defectos del tubo neural, un conjunto de defectos de nacimiento que provoca la muerte o impedimentos extremos en el recién nacido.

El hambre oculta no conoce de estándares sociales o económicos, puede afectar a cualquier persona en el mundo. Las víctimas más evidentes se encuentran en países en desarrollo, donde la dieta no proporciona la variedad de alimentos que garanticen la obtención de minerales y vitaminas.

Alternativas de Solución

Según los valores de Ingesta Diaria Recomendada (IDR) por la Resolución Nº 46/03 del Mercosur, es necesario consumir 700 mg. de fósforo, 300 mg. de DHA (omega-3), 80 a 120 calorías de Glucosa, 14 mg. de hierro, 4 000 mg. de potasio, y vitaminas de complejo B1, 0,8 mg; B2: 0,9 mg; B3: 12 mg; B6: 1 mg; B12: 2,4 µg. Para combatir el hambre oculta es necesario promover una dieta balanceada, rica en estos nutrientes esenciales recomendados.

Para obtener fósforo, DHA, potasio, y yodo, se recomienda consumir pescados y mariscos, mientras que para ingerir vitaminas de complejo B, se aconseja la ingesta de riñón, pollo, papa y avena (B1); leche, espinaca, zanahoria y miel (B2); trigo, arroz, pescado e hígado (B3); yogures, queso, leche y vegetales verdes (B6); bacalao, frutas y verduras (B12), entre otros.

Cabe resaltar que, una forma alternativa para elevar los niveles de DHA es incorporar alimentos, bebidas y suplementos fortificados a la alimentación diaria, como fórmula para bebés, leches fortificadas, aceites y otros. La falta de calidad nutricional conduce a la creciente prevalencia de enfermedades crónicas y por tanto una mayor mortalidad en la edad adulta, lo cual significa una doble carga económica de los costos de salud masivos.

Comer suficientes calorías no basta para mantener una vida saludable, es importante conocer el rol de los micronutrientes que optimizan el funcionamiento de nuestra mente y nuestro cuerpo, incluyéndolos en una dieta equilibrada o reforzar una dieta básica con suplementos.